domingo, 14 de enero de 2018

CONSECUENCIAS


—Da igual lo que hagas en esta vida, los dioses son caprichosos y reparten de manera aleatoria desdichas y gozos le dijo el cínico abocado a su botella.

Todo lo que hagas en esta vida recibirá su castigo o su premio le advirtió un devoto.

El tiempo le hizo ver que ambos se equivocaban. El cínico acabó hundido en su propio cinismo reflejado en su botella. El devoto acabó convertido en un incrédulo al no hallar explicación sobre el porqué de un mundo tan injusto.

Todo es gracia, no importa lo que hagas, Dios te ama y no habrá consecuenciaspredicaba el vendedor de humo, sin cruz y arrepentimiento.

Arderás en el infierno si no te arrepientes arremetió el fundamentalista.

El tiempo le hizo ver que ambos se equivocaban. Ocurre que el vendedor de humo escondía bajo la gracia una trayectoria de sufrimientos ajenos y una sonrisa congelada por el remordimiento. Mientras que el fundamentalista vivía con miedo porque no había conocido al Dios del cual hablaba.

Lo entendió caminando hasta los pies de una cruz y mirar hacia arriba, a quien de ella colgaba: sí importa lo que hagas porque no se trata de ti mismo. No venimos para recibir premios o castigos, sino para aprender a mirar más allá de nosotros y descubrir que la vida solo tiene sentido cuando somos capaces de responder a la pregunta: ¿Dónde está tu hermano? El verdadero premio será encontrarlo; mientras como Caín caminaremos en un castigo autoimpuesto: la soledad de vernos a nosotros mismos en un espejo, desnudos, y no querernos. Porque nuestro egoísmo trata de eso, de creer que nos queremos, y no querernos. Necesitamos el amor de quien nos creó para entender esto. Sólo el amor no merecido de Quien nos da todo el mérito puede abrirnos los ojos para encontrar al hermano.

Sí importa lo que hagas, porque a Tu Padre le importa tu hermano. Porque el Creador creó a dos, no a uno, y porque solo somos verdaderamente humanos cuando entendemos esto.

miércoles, 26 de julio de 2017

Cartas de Pedro

Estudio realizado por Ferran Mateo Hernandez 

Estudiante de Teología en la Facultad de Teología de Cataluña 


PRIMERA DE PEDRO

 1.    LECTURA HISTÓRICO CRÍTICA

 1.1. Autoría

La autoría de 1Pe aparece indirectamente en 2 Pe 3, 1 cuando recuerda la existencia de una primera carta:


                                              
Códice Sinaítico

Τατην δη, γαπητο, δευτ ραν μν γρ φω πιστολν ν α ς διεγε ρω μν ν πομνσει τν ελικρινδινοιαν (2 Pet. 3:1 BGT)

Esta [es] ya, queridos [hermanos, la] segunda carta [que] os escribo (gracias a las cuales mantengo despierta con estos avisos vuestra mente limpia).

 
De la misma forma, encontramos una referencia de gran valor, en lo que a la autoría respecta, en 1 Pe 5, 13:







Códice Alejandrino



σπζεταιμς ἡ ἐν Βαβυλνι συνεκλεκτκαΜρκοςυἱός μου.

(1 Pet. 5:13 BGT)


Os saluda la Elegida con [vosotros, que está] en Babilonia, y mi hijo Marcos.



 
La expresión Babilonia aquí mencionada, hace referencia a Roma¹. La Elegida, es la Iglesia de Roma (Babilonia), la comunidad de «elegidos» de Dios (cf. 1, 1, ἐκλεκτοῖς).

Finalmente, encontramos en 1 Pe 5, 12 una pista importante para considerar la autoría:



Códice Vaticano


  
Δι Σιλουανο ῦ ὑμν το πιστο ῦ ἀδελφο, ς λογ ζομαι, δι ᾽ ὀλγων γραψα παρακαλν κα ὶ ἐπιμαρτυρν τατην εναι ληθ χριν το θεο ες ν σττε. (1 Pet. 5:12 BGT)


Por Silvano, vuestro hermano de confianza, según creo, he escrito en pocas palabras, exhortando y testificando que ésa es verdadera gracia de Dios; manteneros firmes en ella.


En 1 Pe 5, 1, el autor nos afirma que ha sido testigo de los padecimientos de Cristo:

μρτυς τν το Χριστο παθημτων (1 Pet. 5:1 BGT)
 

Testigo de los padecimientos de Cristo.


Podemos observar, que el griego que se emplea en la carta, es muy familiar al que se utiliza en la versión de los LXX. Un elegante estilo literario, sin olvidar, la inclusión en la epístola de varios términos griegos que no aparecen en ninguna otra parte en el Nuevo Testamento. Todos estos factores hacen difícil considerar que sea obra de un pescador de Galilea sin ninguna formación (Hech 4, 13) a quien fácilmente se lo podía reconocer por su basto y rústico acento galileo (cf. Mt 26, 72).

Ya en el siglo II, San Ireneo, Clemente Alejandrino, Tertuliano, San Cipriano, San Policarpo, San Papías, la citan explícitamente pero sin mencionar el autor.


Ahora bien, en la muestra que hemos visto del códice vaticano, se nos menciona la figura de Silvano. Algunos exegetas han contemplado la posibilidad de que sí que sea Pedro el autor, pero no el autor material. En otras palabras, la declaración de 1 Pe 5,12 indicaría que Silvano, sería el secretario que escribió la carta bajo las directrices del apóstol Pedro.

Silvano, es el Silas de Hech 15, 22.27.32.40, colaborador de Pablo durante mucho tiempo (Hech 18,5; 1 Te 1,1; 2 Tes 1,1; 2 Cor 1, 19. Según estos exegetas, esta intervención de Silas en la redacción de la carta, explicaría las afinidades de 1 Pe con las cartas paulinas (sobretodo con Ef y Rm), junto con la de Santiago y la de Hebreos (cf. 1 Pe 1, 6-9 = San 1,2s; 2,5 = 1,26s; 5, 5-9 = 4, 6-10; 1 Pe 1,14 = Ro 12,2; 1 Pe 3,9 = Ro 12, 17; 1 Pe 1, 3-5 = Ef 1,3-14), por ser Silas un miembro destacado de la comunidad de Jerusalén (Hech 15,27s). Alegan también la descripción de la Pasión con términos tomados de Isaías 52 (1 Pe 2, 22ss) que se hace en la carta, tratando el tema del Siervo de Yahveh que es típicamente petrino (cf. Hech 3, 13-26).

Sin embargo, hay que tener en cuenta, que la fórmula griega «he/hemos escrito por medio de X» (cf. Ignacio, Rom. 10, 1; Fil. 11, 2; Esm. 12, 1), salvo alguna excepción, identifica al mensajero o al emisario que lleva la carta que se entrega, no a su autor o a su secretario. Una fórmula parecida en Hech 15, 23 revela que Silas (nuestro Silvano), junto a Judas Barsabás, había servido anteriormente como mensajero a través del cual se envió la carta del concilio de Jerusalén a los creyentes de Antioquía.

En la perícopa que hemos visto del códice alejandrino, esto es, la conclusión de la carta, se mencionan a personas destacadas de un grupo asociado con el apóstol Pedro en Roma. Primero, junto a Silvano, el texto nombra a un tal Marcos. Al igual que Silvano, Marcos crece en Jerusalén y está involucrado en la misión paulina (cf. Hech 12, 12.25; 13, 13; 15, 37-39; Col 4, 10; 2 Tim 4, 11; Flm 24) y, de la misma forma que Pedro, viajaron desde Jerusalén hasta Roma, reflejando todas las experiencias y tradiciones orales que ahora se reflejan en esta carta. También se menciona a una “Elegida” en Babilonia [Roma], que es la comunidad cercana a Pedro. Suponemos pues, que el grupo petrino² de Roma, escribiendo en nombre del apóstol Pedro, fue el responsable de la redacción y del envío de la carta a los hermanos creyentes que sufrían en Asia Menor.

Así pues, concluimos diciendo que la carta recoge y transmite la experiencia, toda la teología y la visión social del apóstol³. Fue uno de los primeros escritos apostólicos incluidos en el canon bíblico.

1.2. Destinatarios


El prefacio de la carta (1, 1b) indica los destinatarios:

κλεκτος παρεπιδμοις διασπορς Πντου, Γαλατας, Καππαδοκας,σας καΒιθυνας (1 Pet. 1:1 BGT)

A [los] elegidos, peregrinos en la diáspora: en el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia.


Son nombres de territorios de Asia Menor (en la actual Turquía), antigua provincia romana que puede tener aquí, un sentido traslaticio y metonímico4. La zona tiene en común tres elementos:

      Primera predicación paulina (Galacia y Asia).

      Poca o nula influencia grecorromana en las zonas rurales.

      Fuerte presencia de la sinagoga.

Como en todos los escritos neotestamentarios, las personas a las que se dirige 1 Pe, eran conversos israelitas (numerosas alusiones a la Escritura de Israel {1, 16.24; 2, 3-10.11.22-25; 3, 14; 4, 8; 5, 5c.7}; referencias a profetas {1, 10-12}, Abrahán y Sara {3, 6}, Noé y su familia {3, 20}; acontecimientos importantes de la historia de Israel y de la humanidad; los acontecimientos salvíficos de la Pascua {1, 13.19} y del Éxodo {1, 18-19}; el establecimiento de la alianza de Yahvé con la casa de Jacob en el Sinaí {Ex 19, 3-8 / cf. 2, 4-10}; la diáspora {1, 1}; …) y gentiles (mención de los gentiles, que anteriormente desconocían a Dios {1, 14}, estaban apartados de Él {1, 18} y tenían vicios característicos por parte de los paganos y de los que se asocian a ellos {2, 11; 4, 2-4}. Todo esto pone de manifiesto que el autor sagrado tenía en mente la presencia de un importante número de no israelitas entre los destinatarios.


Así pues, entre los destinatario encontramos a personas libres (2, 16), esclavos domésticos (2, 18-20), esposas con maridos no creyentes (3, 1-6) y esposos con mujeres cristianas (3, 17), dirigentes de la comunidad - ancianos (5, 1-4) y conversos recientes («jóvenes»: 5, 5).

El autor designa a los destinatarios de su carta con el vocablo «forasteros»

(παρεπιδήμοις) y «emigrantes» (παροίκους). Parepidemos, puede identificar al extranjero que está de visita por un tiempo, que se encuentra de paso. Poroikos, por su parte, puede remitir al extranjero que se asienta en un lugar durante un largo periodo como extranjero residente.

En la sociedad contemporánea a la carta, se percibía a los extranjeros con un cierto recato y desdén debido a sus extrañas costumbres y ritos religiosos que propiciaban un clima hostil por considerarlos una amenaza potencial contra el orden establecido y contra el bienestar de los nativos. Los destinatarios de 1 Pe, se han unido al movimiento de Jesús, encontrando en Él una comunidad humana que les daba, no sólo esa aceptación social, sino también la bendición y la Gracia del Dios de Israel.

1.3. Contextualización espacial y cronológica


Las similitudes entre 1 Pe, la Carta de Pablo a los Romanos y la primera carta de Clemente (enviada desde Roma hacia el 96 d. C.) apuntan a Roma como lugar de origen de los tres manuscritos. En nuestra carta, la amplitud de los destinatarios es una señal del transcurso de tiempo suficiente como para que el legado de Jesús se haya extendido posteriormente de la misión paulina y haya generado comunidades estables en la zona (ca. 50-60 d. C.).

La temática no es la relación con el judaísmo (debate interno acerca de la ley mosaica), típica del Pedro histórico, sino la de una relación con un ambiente gentil agitado y exacerbado (5, 9). Esto implicaría una fecha de composición posterior a la muerte de Pedro y de Pablo en la década de los 60.

Así pues, el paso de una actitud positiva (Rm 13) a otra más neutral (1 Pe 2, 13-17) podría explicarse como la consecuencia a la persecución contra los discípulos de Jesucristo, organizada en Roma por el emperador Nerón (ca. 65-67). Aunque en el momento en que se escribió la primera Carta de Pedro, la acusación contra los que son seguidores de Jesús de haber incendiado la ciudad de Roma ya había concluido, las acciones de Nerón contra la nueva secta habían alterado la concepción que se tenía de las autoridades de Roma como «ministros de Dios» (Rm 13, 6).

Esta pasividad neutral frente al gobierno romano contrasta considerablemente con la visión de Roma como agente de Satanás que presenta el Apocalipsis de Juan (que es escrito hacia el 96 d. C. para los creyentes de una de la provincia de Asia a la que también se dirige nuestra carta). Además del Apocalipsis, tenemos otras fuentes de testimonios de las iniciativas anticristianas desarrolladas en Roma (por parte del emperador Domiciano, 93-96 d. C.) y de las deserciones de cristianos en el Ponto, en especial, la correspondencia del gobernador romano Plinio con el emperador de ese momento, Trajano, hacia el 111-112, que remite a la apostasía cristiana desde el 92 d.C. (Plinio el Joven, Ep. 10, 96-97).

Pero en nuestro caso, 1 Pe no presenta un sufrimiento causado por una persecución emprendida oficialmente en todo el imperio de Roma (la cual tuvo lugar por primera vez bajo el emperador Decio en el 251 d. C.), sino por situaciones esporádicas que de forma habitual, se dirigían a los extranjeros y forasteros5. Más aún, se describe al emperador romano no como un enemigo del movimiento de Jesús, sino como una autoridad encargada de impartir justicia y merecedora de respeto y honor (2, 13-17).

Por otra parte, el uso figurado del término «Babilonia» para remitir metafóricamente a Roma, apunta a que la fecha de composición es posterior al 70 d. C. ya que sólo se utiliza este término en referencia a Roma en la literatura escrita después del asedio y destrucción de Jerusalén por Tito, es decir, tras el 70 d. C.6 Dado que Pedro murió en Roma (ca. 65-67 d. C.)7, resulta obvio que no la escribió Pedro en persona.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, podemos suponer que 1 Pe fue escrita en Roma en los años centrales del periodo imperial de los Flavios, es decir, entre el 73 y el 92 d. C. Esta datación especulativa concordaría con el nivel de organización y de liderazgo eclesial rudimentario que refleja la carta (cf. 4, 10-11; 5, 1-5), con su cristología del Siervo de Yahvé, con la ausencia de discusión acerca de las herejías y con su esperanza viva en que el mundo terminará pronto. Todo ello vincula a 1 Pe con otra serie de documentos del Nuevo Testamento redactados por esas mismas fechas.

1.4. Crítica textual: unidad y redacción


Nuestra carta contiene todos los elementos esenciales de una típica carta griega:

· Prefacio epistolar (incluye al autor, destinatarios y fórmula de saludo).

· Cuerpo del contenido (1 Pe 1, 3-5, 11).

· Epílogo (1 Pe 5, 12-14). [Elogio al mensajero, propósito de la carta, se formulan lo
saludos de los remitentes, lugar desde el que la envían y deseo final de «paz»,
equivalente al del saludo {1 Pe 1, 2d}].

Tiene puntos de contacto con:

I.     Evangelios (importancia de la muerte y resurrección de Jesús, las palabras del Señor acerca de la confianza en Dios como Padre, humildad y servicio en la comunidad y la alegría en medio del sufrimiento);

II.    Hechos de los Apóstoles (discursos de Pedro y relatos acerca de Pedro, Silas {Silvano} y Marcos);

III.  Cartas paulinas y deuteropaulinas (en especial Romanos, 1 Tesalonicenses, Efesios, 1 Timoteo y Tito, en relación con la imagen de la Iglesia como casa, el sufrimiento cristiano y la conducta moral);

IV. Hebreos (marginalidad social de los cristianos);

V.   Santiago (dirigida, de forma similar, a los creyentes en la «diáspora», el uso común de textos del Antiguo Testamento, temas parecidos relacionados con la alegría en el sufrimiento y la confianza en Dios);

VI. 1 Juan (fraternidad cristiana y exhortación familiar);

VII. Apocalipsis (sufrimiento de Cristo y los cristianos, y uso común de textos del Antiguo Testamento).

  • Citas y alusiones al Antiguo Testamento; conjuntos de textos empleados para describir a Jesús como el Siervo sufriente - Mesías8;
  • Palabras del Señor dotadas de autoridad;Instrucción catequética en torno al significado y a los requisitos morales del bautismo y de la transformación personal;

  • Fragmentos de fórmulas kerigmáticas, credos e himnos que proclaman  la venida, la pasión, la muerte, la resurrección y la exaltación de Jesucristo como Señor;
  •  Símbolos de comunidad: pueblo de Dios; hijos de Dios; hijos de Sara (y de Abrahán); rebaño; y especialmente fraternidad y casa/familia de Dios;
  • Pautas helenísticas de exhortación moral y de instrucción sobre la gestión doméstica (oikonomía);
  • Catequesis sobre los dones carismáticos, el ministerio y el liderazgo;
  • Ritos litúrgicos que los discípulos de Jesús recibieron y desarrollaron a partir de su herencia judía.
Así pues, las diferentes fórmulas cristológicas (1, 11.19-20; 2, 4.22-24; 3, 18.22; 4, 1a. 13; 5, 1), las doxologías que incluyen el «amén» (4, 11; 5, 11) o el beso santo de la paz (5, 14), revelan más bien la naturaleza y el contenido del culto cristiano en el momento de la redacción que la forma de la composición de la epístola en particular.

Por lo tanto, podemos considerar a 1 Pe, una auténtica carta con la estructura básica de la epístola helénica clásica por subrayar los vínculos que unen a los remitentes y a los destinatarios y afirmar el fundamento kerigmático común para alentarles y exhortarles.

1.5. Contexto histórico e influencias en la retórica


El movimiento de Jesús surgió como un movimiento reformista mesiánico. Esta secta mesiánica conversionista afirmaba representar al verdadero Israel, a la real descendencia de Abrahán y Sara y a la comunidad constituida en la alianza del Sinaí. Para sobrevivir, era necesario que los miembros descubrieran su identidad, mantuvieran una cohesión interna y aseguraran su compromiso con Dios y con la fraternidad dispersa por el mundo. Nuestra admirable carta, está destinada a ser una palabra de consuelo y aliento para los que están sufriendo injustamente9. Lo que pretende es motivar a sus lectores a que vivan de forma honrada, haciendo el bien y a que resistan la tentación de conformarse a los modelos de conducta paganos o de continuar viviendo según ellos. Tal comportamiento gozará del beneplácito de Dios y asegurará la supervivencia y el éxito del movimiento de Jesús que, en última instancia, conducirá a la gloria de Dios.

Aunque nunca se utiliza el término «Iglesia» (ekklesia), en un amplio sentido teológico, 1 Pe es uno de los escritos del Nuevo Testamento con una orientación más eclesial. La identidad y las obligaciones de la comunidad cristiana aparecen descritas por medio de distintas imágenes, tales como:


La vulnerable condición social de los cristianos y su vocación divina son los dos polos de 1 Pe. La paradoja entre su situación en la sociedad y la llamada que les ha dirigido Dios aparecen ya desde el comienzo de la carta. El oxímoron «forasteros elegidos» (1, 1) manifiesta al mismo tiempo su condición precaria en la sociedad y su elevado estatus ante Dios.

En esta carta, los términos paroikos y oikos no marcan un contraste cosmológico, sino social. Se describe a los destinatarios de la carta no como peregrinos hacia su hogar celestial, sino como extranjeros marginados dentro de la sociedad. Por eso, el objeto de la carta no es alentar a los lectores a que se acomoden o integren en la sociedad para mitigar su sufrimiento, sino instarles a mantener un modo de vida santo e irreprochable que les distinga del modelo «gentil» de sus ancestros y vecinos (1, 14-17; 4, 1-4) y que incluso atraiga a quienes se muestran hostiles, a fin de glorificar juntos a Dios (2, 11-12; 3, 1-2).


2. CRÍTICA LITERARIA


La carta es consistente en su estilo y coherente en su temática. El texto griego contiene un total de 1675 palabras, con un vocabulario de 547 términos distintos, de los cuales 61 no aparecen en ninguna otra parte del Nuevo Testamento. Algunos términos remiten a aspectos fundamentales de la carta:


El texto griego presenta numerosos indicios de sofisticación literaria en su empleo de artículos, preposiciones, tiempos verbales, paralelismos y contrastes. El tono perentorio incluye cincuenta y una construcciones con imperativo, a lo que se une el uso constante de la segunda persona del plural (también en cincuenta y una ocasiones) y la insistencia en una conducta coherente a la voluntad de Dios.

Hay diversos recursos redaccionales modelando una coherencia literária y temática como son las repeticiones de palabras y conceptos relevantes, las estructuras que están dispuestas en forma de paralelismos, construcciones quiásticas y también las diversas inclusiones literarias (términos o temas que se repiten indicando el inicio y el final de una sección), señalando las subsecciones de la carta y que la enmarcan en su conjunto.

Por consiguiente, la estructura de la carta está enmarcada por un prefacio epistolar (1, 1-2) y un epílogo (5, 12-14). El cuerpo de la epístola afirma la peculiar identidad comunitaria de los creyentes, así como su estatus, el cual les ha sido conferido por Dios (1, 3-2, 10). A ello le sigue una exhortación relativa a su conducta honrada y santa, como hijos de Dios y discípulos del Cristo sufriente, en medio de una sociedad hostil (2, 11-12; 2, 13-5, 11). El mensaje de ánimo y exhortación, yace en la tensión entre la condición social de los cristianos y su vocación divina, su disparidad respecto a los no creyentes y su comunión en Cristo.

En este sentido, podemos esbozar un esquema de lo que sería la estructura de 1 Pe:

Introducción epistolar (1, 1-12)

  • Salutación (1, 1-2)
  • Exordio: Bendición sobre el renacimiento a una nueva y viva esperanza (1, 2-12)


Primera parte: Base y esencia de la existencia cristiana en la Iglesia (1, 13-2, 10)

  • Una esperanza sin límites (1, 13-21)
  • Amor fraternal (1, 22-2, 3)
  • Vivir en la comunidad escatológica (2, 4-10)


Segunda Parte: Responsabilidad de la identidad cristiana en la estructura eclesial (2, 11-4, 11)

A).Participación responsable en las instituciones de la sociedad (2, 11-3, 12)

i)Implicación desde los principios cristianos (2, 11-12)

ii)Comportamiento en las instituciones civiles (2, 13-3, 7)

  1. Orden público (2, 13-17)
  2. Orden privado (comportamiento doméstico {2, 18-3, 7)
  3. Comportamiento social más trascendente (3, 8-12)


B). Disponibilidad a sufrir en la sociedad por la voluntad de Dios (3, 13-4, 11)

     I. Actitud positiva para sufrir a causa de una recta conducta social (3, 13-17)

     II. Camino de salvación de Cristo (3, 18-22)

     III.Fruto que da el seguimiento de la Pasión para los creyentes (4, 1-6)

     IV. La vida interior de la comunidad escatológica (4, 7-11)


Tercera parte: Advertencias sobre la vida cristiana (4, 12-5, 11)

a) Sufrimiento de los creyentes como gracia y juicio (4, 12-19)

b) Exhortación a los líderes eclesiales (5, 1-5)

c) Acogida de Dios y perseverancia durante la tribulación (5, 6-11)

Conclusión epistolar (5, 12-14)


3. LÍNEAS TEOLÓGICAS


3.1. Teología de la revelación (trinitaria) de Dios

3.1.1. Apropiación a Dios Padre del conocimiento previo de todas las cosas

Teología de la revelación bíblica: los profetas hablaban de la Gracia de Dios por Cristo.

3.1.2. Kerygma soteriológico de Jesús: obediencia y sangre (metonimia→Pasión)
  • La revelación también es de Jesucristo y se está realizando
  • Insistencia en la Pasión de Cristo, identificado como el Cordero divino
  • Afirmación de la preexistencia de Cristo
  • Inclusión de un dato sorprendente: actuación de Cristo en el hades (sheol o infiernos {cf. Flp 2, 10; Hech 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9), antes de resucitar (cf. 1 Pe 3, 18-19), pues lo que estaban allí, estaban privados de la visión de Dios (cf. Sal 6, 6; 88, 11-13), a la espera del Redentor (cf. Sal 89, 49; 1 Sam 28, 19; Ez 32, 17-32).


3.1.3. El Espíritu Santo, agente de la santificación

  • En la revelación profética sobre la gracia divina, el Espíritu es quien habitaba en ellos
  • Da testimonio anticipado la Pasión y la gloria de Cristo
  • Mantiene a los fieles durante la tribulación, como lo hizo con Cristo


3.2. Eclesiología

3.2.1. Dimensión comunitaria
  1. Comunidad de bautizados

  •  Sentimiento y consciencia de comunión con las otras iglesias (adelphótes)
  • Dificultades intrahistóricas que se tienen que soportar con fe y constancia
  • Bautismo: la Biblia propone el antitipo que tiene como tipo este sacramento

       2.Diversidad de miembros:

  • El Espíritu actúa en los miembros y pastores de la comunidad que proclaman el Evangelio
  • Los presbíteros: tienen que ser líderes no sólo por oficio, sino por testimonio


       3. Líneas teológicas:

  • Cristo y los fieles forman una sola unidad: conjunto de piedras vivas. Aquí, se hace referencia de forma clara, al sacerdocio universal, es decir, todo el pueblo de Dios ha de convertirse, dentro de la unidad del cuerpo místico de Cristo, en partes de un único sacerdocio (cf. 1 Pe 2, 4-5)
  • Cumplimiento de los textos proféticos de la Biblia hebrea


3.2.2. Dimensión antropológica

        1. Soteriología:

  • El miembro de la Iglesia participa de la salvación de Dios
  • La salvación del hombre: participación de la herencia, regeneración (bautismal)
  • La salvación se manifestará consumada al final de los tiempos
  • El inicio histórico es la liberación de un estilo de vida (cambio de conducta)


        2.Virtudes cristianas:

  • La fe (pistis): 1 Pe 1, 5.7.9.21; 4, 19; 5, 9
  • Protección y fuerza de Dios hacia el fiel
  • Se refuerza con la tribulación en las pruebas, acrisolándose mediante fuego
  • La meta de la fe es la salvación de las almas
  • La esperanza viva: 1 Pe 1, 3.13.21; 3, 5.15
  • Criterio de la comunicación viva del creyente con Dios por Cristo
  •  La caridad (agápe): 1 Pe 4, 8 (2x); 5, 14
  • La caridad (agápe): 1 Pe 4, 8 (2x); 5, 14

            3.Virtudes morales:

  •    Habituales en el contexto, principalmente gentil
  •    Orientación misionera: tienen que ser ocasión de testimonio atractivo para los gentiles
  •     Insistencia en la solidaridad con la estrechez de los otros


    3.2.3. Dimensión escatológica

       a) La vocación cristiana es escatológica: bendición como herencia

       b) Alegría en la tribulación: signo de participación escatológica, exhortación y promesa

       c) Cristo, como el supremo Pastor, otorgará la corona escatológica a los humildes y      
           creyentes

       d) Doxología: la escatología es un restablecimiento, afianzamiento, fuerza y 
           consolidación.


   CONSIDERACIONES FINALES DE 1 PE


  A causa de las numerosas cuestiones históricas, literarias y teológicas que plantea la
  carta, se la ha llegado a calificar de «el ojo del huracán de los estudios del NT» (S.
  Neill, Interpretation, 343).

  El mismo Martin Lutero la considera una expresión excepcional del evangelio cristiano
   y «uno de los libros más nobles del NT» (junto con el Evangelio de Juan, Romanos,
  Gálatas y Efesios (M. Lutero, Preface to the New Testament (1522), en Luther’s Works,361-362).

   Con toda razón, se trata de una «carta pascual» que describe cómo, a través de la
   pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, Dios ha establecido una comunidad
   renacida como su casa de fe elegida y santa.

   Desde el nacimiento de los estudios bíblicos modernos, 1 Pe se ha encontrado con
   una reacción un tanto ambigua. Así, para algunos exagetas, contiene «una
   exhortación valiente y animosa que rezuma un espíritu de valentía impertérrita y
   enseña una piedad tan noble como la que se puede encontrar en cualquier escrito del
   Nuevo Testamento, al margen de los evangelios…, un microcosmos de la fe y de las
   obligaciones de cualquier cristiano, un modelo para la tarea pastoral»- Según otros, se  
   trata de un documento tardío, llevado a cabo de acuerdo con la correspondencia
   paulina, aunque inferior a ésta.

   Se han debatido casi todos los aspectos de la composición de 1 Pe: su género
   literario, su autor (o autores) y destinatarios, su lugar de origen y fecha, su contexto
   histórico, sus afinidades con otros escritos neotestamentarios y la naturaleza y
   estrategia de su mensaje social y teológico. En estas últimas décadas, los exegetas
   han alcanzado un cierto consenso en torno a algunas cuestiones, si bien han ido
   apareciendo nuevos interrogantes10


SEGUNDA DE PEDRO (Y CARTA DE JUDAS)



1.    LECTURA HISTÓRICO CRÍTICA

1.1. Autoría

  •    La segunda Carta de Pedro, es un escrito muy distinto de la 1 Pe por la doctrina que presenta, su léxico y su finalidad, lo que ha planteado serias dudas sobre si la carta es autentica.
  •    Hay ausencia de datos específicos para una identificación plena del autor. Por la sola redacción, parece ser una persona culta, con un griego considerablemente correcto, peculiar y técnico, familiarizado con el mundo helénico. Conoce la Biblia de los LXX y la cita implícitamente11.

  •   El autor se nos presenta en la introducción como «Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo», bajo la forma arcaica de «Simeón» para subrayar su identidad con el apóstol. Con el mismo fin consigna que fue testigo de la Transfiguración del Señor (1, 16-18), hace alusión a 1 Pe (3, 1), llama a Pablo «nuestro muy amado hermano» (3, 15) y anuncia su próxima muerte (1, 14) como predicha por el Señor (Jn 21, 18ss).

  •    El primer testimonio que habla de la autoría es Orígenes (s. III), que declara que el asunto es discutido. A él, le siguen san Atanasio, Dídimo Alejandrino, Metodio, san Jerónimo, san Ambrosio, san Agustín…

  •    La crítica interna, se declina por la seudonimia. Así opina la inmensa mayoría de los protestantes antiguos y modernos y gran número de católicos. Las principales razones en que se apoyan son:

  •    Las diferencias con 1 Pe en vocabulario y estilo: Las mismas ideas se expresan con términos distintos, por ejemplo, la venida de Cristo se llama «Parousía, παρουσία» en 2 Pe (1, 16; 3, 4.12) y «Apokálypsis, ἀποκάλυψις» en 1 Pe (1, 7.13; 4, 13). Si ambas cartas coinciden en cien palabras, se diferencian en cerca de seiscientas. El estilo además de 2 Pe es menos sencillo que el de 1 Pe; usa formas decadentes de la koiné.

  •    El matiz helenístico de 2 Pe: cierta influencia de la religiosidad helena, ausente en 1 Pe. Por ejemplo, «eusebia, ε ὐσέβεια» (1, 3) = piedad; «epígnosis, ἐπίγνωσις» (1, 2s.6.8) = conocimiento; «epoptes, ἐπόπτης» (1, 16) = testigo ocular; «partícipe de la naturaleza divina, θείας κοινωνο ὶ φύσεως» (1, 4) {los versículos 3-7 son un resumen del tratado teológico sobre la Gracia} [cf. 1 Pe 2, 5.9].

  •    Uso del Antiguo Testamento: 2 Pe sólo lo cita cinco veces (2,2.22; 3, 8.12.13), mientras que 1 Pe tiene 31 citas del Antiguo Testamento (1,24ss; 2, 6; 3, 10-12; 5, 5…).


   Mayores son aún las diferencias doctrinales:

2 Pedro hace una defensa de la escatología primitiva y de la esperanza en la Parusía (1, 16), que algunos incrédulos ridiculizaban (3, 4). Explica el retraso de la misma debido a la paciencia de Dios (3, 8s). En cambio, 1 Pe 4, 7.17; 5, 4 la creía próxima. En 1 Pe, el Señor retornará como juez (4, 5.17) y revelará su gloria, que será causa de alegría para los creyentes (1 Pe 1, 7-9; 4, 13; 5, 4.10); mientras que en 2 Pe la Parusía irá seguida de una catástrofe o desintegración universal (2 Pe 3, 7.10-13).

       Por otra parte, la conservación íntegra de la fe recibida (2, 21) y considerada como un «mandato» del Señor o regla que se ha de guardar y recordar (1, 12s. 15; 3, 1s). Son las Escrituras (3, 16) que viene a sustituir la Palabra oral y necesita una hermenéutica para ser interpretada rectamente (1, 20). Esto nos indica un momento avanzado en el desarrollo de la Iglesia posterior a Pedro. Lo podemos ver en las características negativas de los adversarios que habla el autor sagrado de la carta, a los que combate. No los describe en término precisos, pues debían ser conocidos por los lectores. Los llama falsos profetas, codiciosos, amigos de francachelas, lujuriosos (2, 13-16), que despreciaban a los ángeles (2, 10s) y negaban el Señorío de Jesucristo (2, 1.20s). No sabemos quienes son. La carta pretende poner en guardia contra esos sembradores de confusión y de inmoralidad a sus destinatarios, que seguramente son los fieles de las Iglesias del Asia Menor a quienes fue dirigida la primera carta (3, 1).

Un punto importante en la 2 Pe es su relación con la Carta de Judas. El capítulo 2 y el principio del 3 de 2 Pe coinciden con pequeñas variantes en 19 versículos de los 25 que componen la carta de Judas . Los rasgos de cada carta apuntan a que Judas sea la fuente de 2 Pe. Nuestra carta parece haber corregido la de Judas en la disposición correcta del orden cronológico de los castigos del A.T., suprimiendo las citas a libros apócrifos que encontramos en Judas (pecado de los ángeles, la disputa entre San Miguel y el diablo, el libro de Henoc) y retocando ligeramente el texto (cf. 2 Pe 2, 12.17 con Jds 10.12).

Bauckham (Jude, 2 Peter, 141) ofrece un sumario del estado de la cuestión. La gran cercanía entre Judas y 2 Pe ha permitido a los eruditos decantarse por una u otra de las siguientes cuatro opciones:

α    Judas depende de 2 Pe. Esta posición encontró aceptación en la Iglesia primitiva y Lutero y los estudiosos modernos la mantuvieron (ej. Bigg, The Epistles of St. Peter and St. Jude, 216-23).

β     2 Pe depende de Judas. Esta opción es la más aceptada entre la mayoría de los críticos modernos.

γ      Ambas cartas dependen de una fuente común (ej. B. Reicke, The Epistles of James, Peter and Jude [Garden City, NY: Doubleday, 1964], 189-90).

δ     Las dos están escritas por el mismo autor (ej. J. A. T. Robinson, Redating the New Testament [London: SCM, 1976], 192-95).

Con todo, podemos decir que el autor de 2 Pe es seudónimo (cf. Meade, Pseudonymity and Canon, 179-80).

1.1.2. Destinatarios, lugar y fecha de composición

Como en otros escritos neotestamentarios, nos faltan datos para ubicar de forma decisiva el documento en cuestión. No obstante, hay una serie de factores que nos invitan a enmarcarlo tardíamente:

  •   Judas nos invita a situarla a finales del siglo I
  •   Conocimiento y uso del Evangelio según san Mateo (cf. Mt 5, 28; 10, 15; 12, 45; 17, 2.5; 21, 32; 24, 24.29.35.38.43.48; con 2 Pe 1, 17; 2, 1.5.14.20.21; 3, 4.10) 
  •   Citación explícita de 1 Pe (cf. 2 Pe 3, 16)
  •   Mención del corpus paulino (cf. 2 Pe 3, 16)


Los datos sobre el autor que hemos expuesto parecen situar a 2 Pe en un lugar de fuerte cultura helenística, en relación con otros escritos apócrifos tanto del AT [...] como del NT [...]. Es bien conocido, por otro lado, que 2 Pe entra en el canon de los escritos inspirados a través de su utilización en Alejandría, aunque Clemente de Alejandría no conocía la carta, en cambio Orígenes sí la conoce. Sin embargo, hay que reconocer que este punto es una cuestión plenamente abierta.12

En lo que respecta a los destinatarios, el documento no está dirigido a una Iglesia o a una persona específica, sino a todo aquel que comparte la misma fe en el Único Dios verdadero y en Jesucristo. Para algunos, los destinatarios son los mismos fieles de las iglesias del Asia Menor a quienes fue dirigida la primera carta.

1.1.3. Género literario

El testamento, era un género literario habitual en las tradiciones del Antiguo Testamento y del judaísmo. Un personaje con una impronta importante, deja a sus sucesores, un testamento espiritual. Los elementos que identifican este género son:

  •     La consciencia del autor (al que representa) que su muerte es cercana (cf. 2 Pe 1, 12-15)
  •      Llamada a sus hijos (discípulos) alrededor suyo
  •      Recuerdo de acontecimientos importantes de su vida (cf. 2 Pe 1, 17)
  •      Dirige la mirada al futuro y hace recomendaciones (cf. 2 Pe 2, 1-3, 3)


Esta misma estructura en forma de testamento la encontramos con Jacob, el cual se dirige por última vez a sus doce hijos reunidos (Gn 49), con Moisés a todo el pueblo de Israel (Dt 33, 1-29), con Flavio Josefo (Ant. 4.177-93), Josué con sus seguidores (Jos 24) y cada uno de los doce hijos de Jacob (cf. Testament of the XII Patriarchs; A. E. Harvey, “The Testament of Simeon Peter”, 343-49). En el NT encontramos la cúspide de los testamentos en la entrega de Jesús como el mismo contenido del testamento (Lc 22, 14-36; Jn 13-17; Hech 20, 17-35 {Pablo a los ancianos de Mileto} ).


    2. CRÍTICA LITERARIA



Introducción epistolar (1, 1-2)


La verdad cristiana frente a los falsos doctores


Sobre la verdad recibida (1, 3-21)

+     La fe y sus frutos (1, 3-11)

+     El testimonio de los Profetas y los Apóstoles (1, 12-21)


Los falsos doctores (2, 1-22)

+     Surgirán falsos maestros (2, 1-3)

+     Los que engañen, tienen reservado el castigo en el Día del Juicio (2, 4-10a)

+     La mala conducta de los embaucadores (2, 10b-22)


La esperanza de la venida de Cristo (3, 1-16)

+     No se puede dudar de la segunda venida (3, 1-7)

+     El porqué del retraso del Señor (3, 8-13)

+     El testimonio de Pablo (3, 14-16)


Conclusión epistolar (3, 17-18)




MATERIAL ADICIONAL / PROFUNDIDACIÓN

NEYREY, J. H., 2 Peter, Jude (AncB 37C), New York: Doubleday, 1993.

COTHENET, E., Las cartas de Pedro (CuB 47), Estella: Verbo Divino, 1987.

Peter, First Epistle of, Anchor Bible Dictionary

CULLMANN, O., Peter: Disciple, Apostle, Martyr. A Historical and Theological

Essay, London 1953 (original alemán: 1952).


Notas a pie de página:

1 Cf. H. J. KLAUCK – D. P. BALLEY, Ancient Letters and the New Testament: A guide to Context and Exegesis, 340-341.

2 Sobre el grupo petrino de la ciudad de Roma, cf. J. H. Elliott, Home, 267-295 (versión cast.: Hogar, 339-371); Id., 1 Peter, 124-130; Mm Soards, Petrine School.

3 Sobre el legado petrino y paulino, cf. R. Brown y otros, Peter; Id. - J. P. Meier, Antioch and Rome; R. Aguirre, Pedro; M. Hengel, Petrus.

4 Cf. L. GOPPELT – F. HAHN, Der Erste Petrusbrief (KEK 12/1), Gotinga: Vandenhoeck und Ruprecht, 1978, 27-28.

5 Cf. 1 Pe 2, 12.15; 3, 9.16; 4, 4.14.16.

6 Cf. Ap 14, 8; 16, 19; 18, 2.21-22; OrSib 5, 143. 159; 2 Bar 11, 1; 67, 7; 4 Esd 3, 1-2.28.31; 15, 44.46.61; 16, 1.

7 Cf. O. Cullmann, Peter; D. W: O’Connor, Peter in Rome; R. E. Brown - J. P. Meier, Antioch and Rome.

8 Cf. Ex 19,5-6; Lv 19,2; Is 8,12-13; 28,16; 40,6-9; 53,4.5.9.12; Os 1,6.9;2,3.25; Sl 34,13-17; Prov 3,34; 11,31).

9  Cf. P. A. Holloway, Prejudice.

10 cf. J. H. Elliott, Step-child; E. Cothenet, Pierre; M. E. Boring, First Peter; M. Dubis, Survey; D. Horrell, 1 Peter.

11 Cf. TUÑÍ - ALEGRE, Cartas, 368.

12 Cf. TUÑÍ - ALEGRE, Cartas, 368.